¿Mi consejo? Siempre.
Y para explicarte por qué, hay que empezar por definir qué es un seguro de vida.
Un seguro de vida es un instrumento de protección de estabilidad financiera de tipo personal, que entrega una compañía de seguros de vida a través de la gestión de un asesor que adapta una póliza a tus necesidades.
En lo personal, a mí me gusta pensar que el seguro de vida es una combinación de amor, responsabilidad y sentido común.
Así que, ¿cuándo es el mejor momento para adquirir un producto de este tipo?
Mucha veces pensamos que, al ser esta póliza un salvavidas para muchas familias que se ven sorprendidas por un suceso dramático, debemos esperar hasta estar casados y con hijos para pensar en adquirirla.
Y es que habitualmente este tipo de seguros son contratados por la cabeza de familia, es decir, las personas que sustentan y mantienen a todo el núcleo familiar ya que, si estos fallecen, el o la cónyuge, hijos, etcétera, suelen quedarse sin sustento.
Sin embargo, me he encontrado con un sinnúmero de familias que se encuentran desprotegidas y es que el pensar de las personas que son el sustento ahora es el si hay suficientes motivos para asumir ese gasto mensual. Y créanme, los hay, solo que muchas veces nos negamos a verlo ya que, es verdad, el adquirir un seguro de vida supondrá un egreso constante pero es uno que tiene muchos más pros que contras.
Y es que, aunque muchas veces no queramos verlo, el fallecimiento de una persona no solo genera una pérdida en términos emocionales, sino también en la capacidad de sostenimiento de una cierta calidad de vida familiar. Sobre todo cuando la familia tiene una hipoteca, hay deudas que pagar o hijos que están creciendo y necesitarán el apoyo económico que aporta la indemnización por fallecimiento.
Ahora, es importante destacar que este tipo de póliza también tiene una cobertura por invalidez o incapacidad en la que el beneficiario suele ser el propio contratante.
Así, aunque lo habitual es que el seguro de vida se contrate a partir de los 30 años porque es cuando generalmente tenemos más cargas familiares y económicas, la edad de aceptación mínima es de 18 años y la máxima es de 65 años, así que siempre puedes estar protegido.
¿Quieres sentirte seguro? Estamos a un mensaje de distancia.
Agustín Villalobos Díaz
Director General